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Devolver la grandeza a los think tanks: Abordando los desafíos de financiación y las amenazas existenciales en un mundo cambiante

  • Foto del escritor: Philip Ibrahim Khan
    Philip Ibrahim Khan
  • 24 jun
  • 14 Min. de lectura

Este blog está escrito por Philip Khan, Fundador Y Director en Center for Advocacy and Global Growth, Geneva para la OTT Conference 2025.



Los think tanks han sido fundamentales durante mucho tiempo en la formulación de políticas públicas a nivel global, ofreciendo perspectivas y recomendaciones basadas en la investigación que conectan el conocimiento académico con la formulación práctica de políticas. Estas organizaciones han servido tradicionalmente como centros intelectuales donde se analizan desafíos sociales complejos mediante investigación metódica, lo que resulta en recomendaciones de políticas basadas en la evidencia. Sin embargo, el panorama en el que operan los think tanks ha experimentado una transformación drástica en la última década. El modelo que los ha sustentado durante décadas se enfrenta ahora a desafíos sin precedentes que amenazan no solo sus fuentes de financiación, sino también su propia relevancia y legitimidad en el discurso público.


El entorno global de financiación para los think tanks se ha vuelto cada vez más precario. Estados Unidos y Europa ya han reducido significativamente sus presupuestos de ayuda exterior para 2025, una tendencia que refleja cambios más amplios en las prioridades nacionales y las limitaciones económicas. Más allá de estas presiones financieras inmediatas, los think tanks deben lidiar con un ecosistema de información en rápida evolución, caracterizado por la proliferación de la desinformación, un discurso público cada vez más polarizado y el predominio de las redes sociales como principales fuentes de información para muchos ciudadanos. Estos avances plantean interrogantes fundamentales sobre la viabilidad futura de los modelos tradicionales de think tanks y su capacidad para influir significativamente en los resultados de las políticas.


Este ensayo examina el doble desafío que enfrentan los think tanks en el contexto actual: la incertidumbre financiera y la pérdida de influencia. Explora cómo estas instituciones podrían necesitar replantear radicalmente sus modelos operativos, fuentes de financiación y enfoques estratégicos para sobrevivir y mantener su relevancia en un panorama informativo cada vez más complejo y controvertido. Si bien los desafíos son significativos, las instituciones más innovadoras ya están demostrando que la adaptación no solo es posible, sino que puede conducir a una mayor influencia y sostenibilidad.


Las crisis de financiación: Desafíos inmediatos y a medio plazo. Disminución del apoyo gubernamental.


La magnitud de los recientes recortes a la financiación gubernamental representa una amenaza existencial para los think tanks de todo el mundo. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el promedio de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) de los principales países donantes disminuyó un 12,3 % entre 2023 y 2024 [1]. Esta disminución parece modesta en comparación con las drásticas reducciones anunciadas a principios de 2025: Estados Unidos recortó sus presupuestos de ayuda exterior en un 92 % [2], mientras que el Reino Unido y Francia redujeron sus presupuestos aproximadamente un 40 % cada uno [3]. Estos recortes reflejan un cambio en las prioridades nacionales, con recursos redirigidos hacia preocupaciones internas y medidas de seguridad.


Las implicaciones van más allá de los déficits financieros inmediatos. Muchos think tanks han basado sus agendas de investigación y estructuras organizativas en flujos de financiación gubernamentales consistentes. A medida que cambian las prioridades, las instituciones deben orientarse rápidamente hacia nuevas áreas de enfoque, una transición que requiere no solo recursos financieros, sino también el desarrollo de nuevas competencias y redes de expertos. Este desafío de adaptación es particularmente grave para los think tanks más pequeños, con fuentes de financiación menos diversificadas y una flexibilidad organizativa más limitada. Las naciones europeas se enfrentan a restricciones adicionales a medida que aumentan las necesidades de gasto en defensa ante la incertidumbre sobre los aspectos prácticos de la alianza de la OTAN. Se prevé que el gasto en defensa en la UE aumente gradualmente en unos 84 000 millones de dólares para 2027, pasando del 1,8 % del PIB en 2024 al 2,4 % [4]. Este cambio ha afectado directamente a la financiación de la investigación, y el programa Horizonte Europa de la Unión Europea ha experimentado una reducción del 15 % en las asignaciones para iniciativas de investigación política en su marco 2025-2027 [5].



El impacto más amplio de las restricciones presupuestarias.


El Informe sobre el Estado del Sector de los Think Tanks de 2024 destacó que la desigualdad en la financiación y la sostenibilidad son desafíos importantes a nivel mundial, y que los think tanks de países de ingresos bajos y medios son particularmente vulnerables debido a su dependencia de donantes internacionales [6]. Las instituciones con modelos de financiación diversificados, que incluyen una combinación de financiación básica, nacional y para proyectos, demuestran ser más resilientes y mejor adaptadas a los desafíos financieros. Esto sugiere vías claras para la adaptación y la sostenibilidad.


Las fuentes y los montos de financiación tradicionales disponibles para los think tanks están en peligro, pero esta crisis también está impulsando la innovación en enfoques de financiación y modelos operativos que, en última instancia, podrían fortalecer el sector.


Amenazas existenciales a la relevancia y la legitimidad. El ecosistema de información transformado.


Más allá de los desafíos financieros, los think tanks enfrentan amenazas fundamentales a su credibilidad e influencia. La proliferación de la desinformación ha creado un entorno donde el análisis experto debe competir con contenido engañoso, que a menudo es más accesible y con mayor resonancia emocional. La confianza en los medios de comunicación a nivel mundial se situaba en tan solo el 40 % en 2024, mientras que el 59 % de los encuestados expresó su preocupación por su capacidad para distinguir entre información real y falsa en línea [7].


La fragmentación de las audiencias presenta otro desafío. El 54 % de los estadounidenses recibe sus noticias a través de canales seleccionados algorítmicamente, y la mayoría de los usuarios de redes sociales rara vez se encuentran con opiniones sustancialmente diferentes a las suyas [8]. A medida que las personas consumen cada vez más información dentro de cámaras de resonancia que refuerzan las creencias existentes, disminuye la oportunidad de que los think tanks introduzcan perspectivas políticas matizadas que trasciendan las divisiones ideológicas. Sin embargo, esta misma fragmentación crea oportunidades para que las instituciones especializadas desarrollen una profunda experiencia y una base de apoyo leal dentro de áreas temáticas o comunidades específicas.


Polarización y devaluación de la evidencia


En una era de debates polarizados, los think tanks que elaboran recomendaciones basadas en una metodología rigurosa podrían cuestionarse si su trabajo es valorado por amplios sectores de la sociedad. La polarización política ha aumentado en el 75% de las democracias durante la última década, con una polarización severa —definida como la incapacidad de las partes opuestas para ponerse de acuerdo sobre hechos básicos— presente en el 32% de los países democráticos, frente al 17% en 2014 [9].


En entornos donde los líderes políticos muestran tendencias cada vez más autoritarias, la investigación basada en la evidencia puede ser vista con recelo cuando contradice las narrativas políticas preferidas. 2024 marcó el decimoctavo año consecutivo de declive de la libertad global, con 52 países experimentando un deterioro de los derechos políticos y las libertades civiles [10]. Surge la pregunta fundamental: ¿Valoran los análisis técnicos rigurosamente fundamentados los actores políticos que participan en las campañas electorales? La evidencia sugiere que se valora cada vez menos. Sin embargo, este entorno también crea una demanda de fuentes confiables de análisis entre los responsables de las políticas y las partes interesadas que reconocen el valor de la investigación objetiva para abordar desafíos complejos.


La disminución de la autoridad de la experiencia


Estas tendencias contribuyen en conjunto a la erosión de la influencia y la legitimidad de los think tanks durante la última década. La polarización política se ha convertido en un desafío operativo significativo: el 36% de los think tanks a nivel mundial informa que la polarización afecta su investigación y operaciones, cifra que aumenta al 40% en regiones como Asia Central, América Latina y el Caribe, y Europa y el Cáucaso (no pertenecientes a la UE) [11]. Quizás lo más preocupante sea que el 36% de los think tanks informa de dificultades en la colaboración con expertos en políticas, lo que sugiere que las redes tradicionales a través de las cuales la experiencia se integra en la formulación de políticas están bajo presión.


Esta erosión tiene consecuencias prácticas en la forma en que se recibe y utiliza la investigación de los think tanks. Cuando uno de cada cinco think tanks informa de dificultades para interactuar con otros partidos políticos, y los entornos más polarizados se asocian con una menor independencia investigadora, se reduce la propuesta de valor distintiva del análisis basado en la evidencia. Los responsables políticos pueden seguir encargando investigaciones, pero pueden hacerlo de forma selectiva, centrándose en trabajos que confirmen posturas preexistentes en lugar de cuestionar suposiciones o presentar hallazgos inconvenientes. Sin embargo, el mismo informe indica que las instituciones con enfoques metodológicos sólidos y fuentes de financiamiento transparentes mantienen mayores niveles de credibilidad e influencia, lo que apunta hacia estrategias de adaptación que pueden preservar e incluso mejorar la autoridad institucional.


Reimaginando el modelo de think tank: Adaptaciones emergentes


Ante estos desafíos, los think tanks deben replantear fundamentalmente sus modelos tradicionales de financiación y operaciones. Se necesitan nuevos enfoques que reconozcan tanto el cambiante panorama de la financiación como la transformación del ecosistema de la información. Las adaptaciones más exitosas ya están demostrando que estos desafíos pueden convertirse en ventajas competitivas para las instituciones dispuestas a innovar.


Especialización y alianzas estratégicas


La tendencia más significativa que está transformando las operaciones de los think tanks es la concentración de la financiación en grandes fundaciones privadas y la consiguiente presión hacia la especialización. Las colaboraciones filantrópicas han crecido sustancialmente desde 2010, destinando entre 2.000 y 3.000 millones de dólares solo en 2021, y más de la mitad se creó después de 2010 [12]. Estos vehículos de financiación concentran los recursos en un número menor de destinatarios, y el 60 % de los fondos se destina a organizaciones que reciben más de 25 millones de dólares anuales.


Esta concentración crea tanto oportunidades como limitaciones. Las investigaciones que analizan el apoyo filantrópico a la ciencia revelan que la financiación filantrópica ha crecido hasta ser comparable a la financiación federal para la investigación en volumen y alcance [13]. Sin embargo, a diferencia del apoyo gubernamental, los financiadores filantrópicos tienden a centrarse localmente y demuestran una fuerte persistencia en las relaciones de financiación; una vez establecidas, las relaciones de concesión de subvenciones tienden a perdurar en el tiempo.


El Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE) ejemplifica una adaptación exitosa a este entorno. El PIIE involucra activamente a líderes del sector empresarial y financiero, manteniendo al mismo tiempo la integridad intelectual. Su Informe Anual de 2024 incluye a grandes corporaciones como Airbus y McKinsey & Company, junto con fundaciones, en su nivel más alto de benefactores institucionales (contribuyendo con 200.000 dólares o más) [14]. Este modelo permite al PIIE aprovechar el interés del sector privado en cuestiones económicas globales, manteniendo al mismo tiempo la independencia de la investigación mediante estructuras de gobernanza transparentes y una clara separación entre la financiación y las conclusiones de la investigación.


Sin embargo, esta estrategia de especialización conlleva riesgos significativos. El caso del IZA (Instituto de Economía Laboral) en Bonn, Alemania, demuestra la vulnerabilidad de incluso instituciones prestigiosas a las retiradas repentinas de financiación. A pesar de mantener una red global de 1.700 economistas y un historial comprobado, IZA enfrentó un cierre planificado a fines de 2025 cuando la Fundación Deutsche Post retiró la financiación debido a desacuerdos sobre la reorientación de la investigación hacia las prioridades del cambio climático [15].



Aumentando el impacto mediante un enfoque más preciso


La presión por la relevancia política inmediata ha llevado a muchos think tanks a abandonar la investigación a largo plazo en favor de análisis específicos y con plazos ajustados. Este cambio refleja la preferencia de los donantes por subvenciones a corto plazo y orientadas a objetivos [16]. Si bien este enfoque puede reducir la capacidad de innovación y la reflexión a largo plazo, también ofrece oportunidades para una mayor adopción e impacto de las políticas.


La Corporación RAND demuestra cómo el enfoque estratégico puede aumentar la influencia. Con cerca de 2000 publicaciones anuales, RAND se centra en el análisis objetivo y basado en hechos, diseñado específicamente para clientes gubernamentales. Los expertos de RAND comparecen con frecuencia ante el Congreso sobre asuntos políticos oportunos y ofrecen análisis específicos en plazos ajustados para abordar las necesidades inmediatas de los clientes. Este enfoque prioriza la relevancia y la oportunidad sobre el análisis exhaustivo, lo que a menudo genera una mayor adopción de políticas.


Algunas instituciones han adoptado modelos totalmente comerciales. The Economist Intelligence Unit (EIU) opera como la división de investigación comercial de The Economist Group, ofreciendo pronósticos y análisis económicos por suscripción. Para el año fiscal que finalizó el 31 de marzo de 2025, la EIU reportó ingresos de 44,2 millones de libras esterlinas, impulsados ​​por un sólido crecimiento de las suscripciones y una impresionante tasa de retención de clientes del 91 % [17]. Esto demuestra la viabilidad de los modelos comerciales basados ​​en la entrega de valor medible a los clientes que pagan.


Adopción de la innovación tecnológica


La transformación digital representa tanto una necesidad como una oportunidad para los think tanks que buscan mejorar la eficiencia y reducir costos. El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) ha sido pionero en este enfoque a través de su Laboratorio Andreas C. Dracopoulos iDeas, una incubadora interna de innovación digital que potencia la investigación con tecnologías web, diseño y multimedia de vanguardia. El laboratorio colabora con expertos en políticas para crear proyectos digitales de alto impacto, como la serie "Global Forecast" e informes interactivos, que facilitan el acceso a análisis complejos al público global.


La integración de la inteligencia artificial ofrece un potencial especial para la reducción de costos y la mejora de la capacidad. MERICS (Alemania) ha desarrollado un marco de tres fases para la integración de la IA en centros de investigación: evaluación de la preparación interna, implementación de casos de uso específicos en investigación y comunicación, y desarrollo de proyectos organizativos colaborativos [18]. Este enfoque sistemático ayuda a las instituciones a afrontar la transición tecnológica, manteniendo al mismo tiempo la calidad de la investigación.


La democratización de los recursos de IA mediante iniciativas como el programa piloto de Recursos Nacionales de Investigación en IA (NAIRR) de la NSF es especialmente significativa para los centros de investigación más pequeños. Al proporcionar acceso a conjuntos de datos, herramientas y plataformas de IA a investigadores académicos y de políticas públicas, NAIRR ofrece igualdad de condiciones a las organizaciones sin un respaldo corporativo sustancial.


La investigación de McKinsey sobre la reducción de costes de datos muestra que las organizaciones pueden reducir el gasto anual en datos entre un 5 % y un 15 % y los costes de elaboración de informes hasta en un 60 % mediante una arquitectura de datos optimizada, la automatización de procesos y la reducción de la adquisición externa de datos [19]. Estos principios se aplican directamente a los centros de investigación que gestionan volúmenes de datos significativos, lo que ofrece un ahorro sustancial de costes que puede redirigirse a las prioridades de investigación.


Modelos de Financiación Basados ​​en la Comunidad


La adaptación más innovadora consiste en desarrollar relaciones directas con comunidades comprometidas de simpatizantes. Chatham House ejemplifica este enfoque con su modelo de membresía, abierto a particulares, empresas e instituciones académicas. Según su Informe Anual 2022/2023, las cuotas de membresía generaron 3,4 millones de libras esterlinas en ingresos, lo que representa más del 14 % de los 23,7 millones de libras esterlinas de ingresos totales de la institución [20]. Esto crea un flujo de ingresos duradero y una comunidad de simpatizantes comprometidos que se sienten comprometidos con el éxito de la institución.


El Consejo Alemán de Relaciones Exteriores (DGAP) emplea un modelo de consorcio de investigación, financiando sus operaciones mediante las contribuciones de sus miembros, fondos para proyectos y el apoyo de diversos patrocinadores, como el Ministerio Federal de Asuntos Exteriores de Alemania, fundaciones y grandes corporaciones como Deutsche Bank y Airbus. Este enfoque diversificado reduce la dependencia de un único financiador, a la vez que mantiene la independencia operativa.


Las organizaciones más pequeñas han logrado un éxito notable con modelos basados ​​en la comunidad. El Centro de Estudios Epis cubre el 90% de su presupuesto mediante cuotas de membresía, complementadas con patrocinios específicos [21]. Este modelo crea vínculos más estrechos con la comunidad, a la vez que garantiza la sostenibilidad financiera.


La Red Atlas ha optado por subvenciones competitivas para organizaciones asociadas, proporcionando entre 2000 y 5000 dólares por proyecto para crear o fortalecer centros de estudios locales en más de 100 países. Este enfoque distribuido construye redes globales, manteniendo la relevancia y la sostenibilidad local.


Las investigaciones sobre financiación colectiva demuestran que los proyectos con respaldo institucional (público o de grupos de expertos) tienen más éxito y recaudan más fondos, lo que sugiere oportunidades adicionales para la participación de la comunidad y la diversificación de la financiación [22].


Conclusión


Los desafíos convergentes de la incertidumbre financiera y la disminución de la influencia crean un punto de inflexión para la comunidad global de think tanks. El modelo tradicional que ha sustentado a estas instituciones durante décadas parece cada vez más insostenible ante los cambios geopolíticos, la disrupción tecnológica y los cambios en los patrones de consumo de información. Los think tanks que deseen sobrevivir y prosperar deben estar dispuestos a reconsiderar profundamente sus modelos operativos, fuentes de financiación y métodos de participación.


Los ejemplos destacados en este ensayo demuestran que la adaptación no solo es necesaria, sino también alcanzable. Las instituciones con visión de futuro están encontrando caminos viables a pesar del panorama desafiante, y a menudo emergen más resilientes e influyentes que sus contrapartes tradicionales. Estas innovaciones sugieren que el futuro de los think tanks podría ser más diverso en términos de modelos organizativos y enfoques de financiación, con diferentes instituciones adoptando estrategias que reflejen sus fortalezas, grupos de interés y áreas de enfoque particulares.


Las adaptaciones más exitosas combinan múltiples estrategias: desarrollar experiencia especializada y diversificar las fuentes de financiación, aprovechar la tecnología para lograr eficiencia, preservando el rigor analítico, e interactuar directamente con las comunidades de interesados, manteniendo la independencia de cualquier interés particular. Este enfoque multifacético requiere un cambio organizacional significativo, pero la evidencia sugiere que puede generar instituciones más sostenibles e influyentes que sus predecesoras.


El camino a seguir requiere pragmatismo e idealismo. Los think tanks deben encontrar maneras de asegurar una financiación sostenible sin comprometer la integridad intelectual que da valor a su trabajo. Deben comunicar los resultados de sus investigaciones eficazmente en un entorno mediático fragmentado, sin sacrificar el rigor analítico. Y deben demostrar relevancia para los responsables políticos y el público en general, sin convertirse en meros ecos de las opiniones predominantes.


Los riesgos de esta adaptación van más allá de la supervivencia institucional. En un mundo que enfrenta desafíos complejos, como el cambio climático, la disrupción tecnológica y el retroceso democrático, la necesidad de un análisis de políticas basado en la evidencia sigue siendo acuciante. La pregunta no es si dicho análisis es necesario, sino cómo puede mantenerse y aplicarse eficazmente en un panorama transformado. Al reimaginar sus enfoques de financiación, investigación y comunicación, los think tanks tienen el potencial no solo de sobrevivir a la crisis actual, sino también de emerger como contribuyentes aún más valiosos para abordar los desafíos que definen nuestro tiempo.


La transformación no será fácil, pero la evidencia preliminar sugiere que es necesaria y alcanzable. Aquellas instituciones que adopten el cambio, preservando su misión fundamental de análisis independiente y riguroso, probablemente se encontrarán mejor posicionadas que nunca para influir en los resultados de las políticas públicas y contribuir a un discurso democrático informado. La crisis actual, si bien desafiante, podría, en última instancia, catalizar innovaciones que hagan a los think tanks más eficaces, sostenibles y relevantes que en décadas.




Bibliografia


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[3] Sheldrick, Michael. (2025, February 25). “Foreign Aid Is Shrinking—What Happens Next?” Forbes. Retrieved from https://www.forbes.com/sites/globalcitizen/2025/02/25/foreign-aid-is-shrinking-what-happens-next/

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[6] González Hernando, Marcos, et al. (2024). “The On Think Tanks State of the Sector Report 2024.” On Think Tanks.

[7] Reuters Institute for the Study of Journalism. (2024). Digital News Report 2024. University of Oxford.

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[9] Varieties of Democracy Institute. (2024). Democracy Report 2024. V-Dem Institute, University of Gothenburg.

[10] Freedom House. (2024). Freedom in the World 2024. Freedom House.

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[19] Grande, Davide, Machado, Jorge, Petzold, Bryan, & Roth, Marcus. (2020). “Reducing data costs without jeopardizing growth.” McKinsey Digital. Retrieved from https://www.mckinsey.com/capabilities/mckinsey-digital/our-insights/reducing-data-costs-without-jeopardizing-growth

[20] Chatham House. (2023). Annual Report 2022/2023. The Royal Institute of International Affairs.

[21] Dima, Selenge. (2025). “Student-Led Think Tanks: A guide.” On Think Tanks. Retrieved from https://onthinktanks.org/build-a-student-led-think-tank-guide/

[22] Hong, Sounman, & Ryu, Jungmin. (2019). “Crowdfunding Public Projects: Collaborative Governance for Achieving Citizen Co-funding of Public Goods.” arXiv, Cornell University. Retrieved from https://arxiv.org/abs/1902.02480

 
 
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